A menudo paso por tu lado sin mirarte para que ni tú, ni el frutero, ni las verduleras me veáis pensar en ti. Por dentro sonrío y me relamo. Pese a mi adicción a tu dulce madurez disfrazada de verde simpatía, me conformo con olerte. Tu achispada fragancia -cuanto menos- alimenta y me place saber que lo sabes. Deja que te recuerde también que me gustas más por dentro que por fuera y que, aunque lo parezca, no es algo que se lo diga a todas. Aún así, adoro tus curvas imperfectas, también tus leves grietas; me cautivan las historias que cuentan. No se me ocurrirá nunca golpearte para saber si eres de mi gusto y el que lo haga no es digno paladar para tu delicada carne. Ojalá no estuvieses en su punto, sino en el mío. Me acalora recordar que se te suele abrir dividiéndote en dos. Sueño saborear tu pulpa tintada al corazón hasta la saciedad. No me da miedo que seas demasiado para mí solo y ello me obligue a dedicarte más tiempo del que dispongo. Una mitad me la comería en porciones de forma sumamente refinada, con cuchillo y tenedor, si cabe. Te degustaría despacio con el objetivo de no desperdiciar nada, ni siquiera el momento de hacerlo. La otra, ya poseído, la atacaría con un par de lametazos perseguidos de bocados breves, nerviosos, hasta que no quedase nada. Si pudiese, te comería como un niño, con la nariz ejerciendo de segunda lengua y tu piel protegiendo la mía en una pose extraña, sucia, mientras me empaparía de ti sin condiciones. ¿Las pepitas? Me aburre su ausencia, por eso te prefiero a ti. Me las comería sin duda, intentando masticarlas para facilitar su digestión, sin desecharlas, pues me gustas incluso cuando me atragantas. Después de todo no me dolería acabar empachado de ti, si es que tal cosa fuese posible, porque pase lo que pase, a nadie le amarga un dulce.

 

A Yolanda Q., porque esperaba a la sandía después de leer ‘Naranjofilia’ 🙂 –
– Eqhes DaBit –
– 22, octubre, 2013 –
– Sant Carles de la Ràpita (España) –