Se despierta tarde. Le cantan media noche sus fieles grises y la blanca del campanario mientras tañen los bronces helados. Saluda tímida a recién aparecidas calabazas. Brillo refleja sin complejos arropada por una fina sábana de vapores blanquecinos relucientes. Se despereza ágil. Sonríe pícara a los amantes trasnochados. Encandila con su aroma de amapolas a los pobres poetas cautivos en la inevitable tragicomedia. Y yo ahí, sentado en el filo entre pasado y futuro, disfruto de la inexistente soledad junto a mi roca preferida.

 

– Eqhes DaBit –
– 14, Junio, 2014 –
– Sant Carles de la Ràpita (España) –