Me sirves el café como siempre: curiosa, apoyada en mi mirada temblorosa y esquiva. Como de costumbre me confieso callado con la esperanza vana de que interpretes adecuadamente esos tics que me acosan, como el de mi pierna agitada o el morderme los labios. Escondido en una pose rutinaria te sonrío un simple “gracias” con el que trato de explicarte que me gustaría sentirme contigo. Me encantaría apoyar mis ideas sobre tu hombro amigo. Si de mí dependiera, versando en tu oreja mis escalofríos empujaría tus ojos hacia lo divino. Y me siento tan grande en mi trono vacío que no consigo soñarte si no es queriendo lo mismo. Pero siempre respondes “de nada” y se cumple lo dicho. Se desatan los hilos. Se nos rompe el hechizo. Lo que es, es; lo que no, ya lo he dicho.

 

– Eqhes DaBit –
– 6, Octubre, 2015 –
– Tortosa (España) –